Este pastel de pan de molde relleno, es una magnífica opción si tenéis que preparar un rico almuerzo, merienda o bocadillo para comer más tarde. Recién hecho está muy rico pero, a mi juicio, mejora cuando reposa y se queda a temperatura ambiente. Además, así se puede cortar en triángulos (tipo sandwich) y comer con la mano. ¡Riquísimo!
En esta ocasión voy a poner las cantidades de ingredientes que he utilizado para formar este pastel de 4 piezas de pan como base.
INGREDIENTES:
- 200 gr. de bacon cortado en tiras.
- 14 champiñones medianos.
- 8 lonchas de queso (yo puse el que se usa para sandwich, pero podéis poner semicurado).
- 16 lonchas de pechuga de pavo (se puede sustituir por jamón york).
- 12 rebanadas de pan de molde sin corteza.
- 300 ml de leche evaporada.
- 3 huevos.
- queso mozarella rallado.
- sal.
- pimienta.
- aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
1. Cortar los champiñones en láminas no demasiado finas y freír con un poquito de aceite y sal hasta que hayan evaporado todo el líquido que suelten al hacerse. Reservar.
2. En el recipiente que hayamos elegido para montar nuestro pastel, poner una base de pan (hay a quien le gusta caramelizar el molde antes de montar el pastel, también le da un toque de sabor dulce muy interesante, pero yo no lo hice) y otra con pechuga de pavo y queso. Repetir de pan, pechuga de pavo y queso (segunda capa de cada).
3. Poner los champiñones y el bacon sobre la segunda capa de pavo y queso.
- En una sartén, freír el bacon con un poquito de aceite de oliva y reservar.
- Cubrir con la última capa de pan y presionar todo el pastel un poquito con las manos.
- Hacer varios cortes perpendiculares al pastel con un cuchillo (para que entre por todos los huecos el preparado siguiente: batir los huevos con un poco de sal y pimienta. Añadir la leche evaporada y mezclarlo todo. Ponérselo al pastel por encima y ayudar a que cuele por los huecos que anteriormente hicimos con el cuchillo.
- Cubrir el pastel con mozarella rallado.
5. Precalentar el horno a 180º y meter el pastel 30 - 40 minutos hasta que el líquido haya cuajado y el queso esté dorado.
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