Qué desastre cuando vuelves a casa más tarde de lo que esperabas y no te has dejado nada preparado para cenar. ¡Y qué gusto da cuando te das cuenta de que tienes casi de todo en la despensa y en el frigo para imaginar algo!
Esto mismo que os cuento me ocurrió hace muy poco y, poniéndome a pensar, recordé un hojaldre riquísimo que probé este invierno.
No tenía la receta, pero elaborándola a mi manera me ha parecido que este hojaldre ha salido riquísimo.
¿Os animáis?
INGREDIENTES:
- 2 placas de hojaldre rectangulares.
- 6 filetes grandecitos de pechuga de pollo.
- lonchas de jamón york gorditas (dependiendo de la forma y tamaño necesitaréis más o menos. Son necesarias las que nos permitan cubrir toda la superficie del hojaldre).
- queso semicurado cortado en láminas no demasiado finas (las necesarias, igual que el jamón).
ELABORACIÓN:
- Dorar las pechugas a la plancha. No hacerlas mucho y ponerles a buen fuego para que se doren y queden jugosas. Dejarlas enfriar (si las ponéis calientes sobre el hojaldre, éste se ablandaría y se estropearía).
- Poner una placa de hojaldre en la bandeja del horno con el papel de hornear que lleva.
- Cubrir con láminas de queso semicurado dejando un espacio alrededor para cerrarlo.
- Poner las pechugas sobre el queso (enteras o cortadas en trocitos). Yo las puse enteras.
- Repartir las lonchas de jamón york encima de las pechugas.
- Cubrir con la otra placa de hojaldre, cerrar los bordes y pintar con huevo.
- Picar un poco la superficie para que el hojaldre no hinche en exceso.
- Precalentar el horno a 200º (o la temperatura que indique el fabricante del hojaldre) y meter la bandeja durante aproximadamente 30 minutos.
¡QUÉ PINTA!
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